La filosofía y los objetivos de la norma ambiental
Hablar de filosofía y derecho tal vez parece aburrido o innecesario. Pero si lo pensamos, es un asunto de vital importancia para que la gente tenga las leyes que necesitan en un momento y lugar determinado.
La verdad es que, sin filosofía, el derecho podría ser una serie de mandatos que no benefician a nadie o solo a unos cuantos. Se trata de entender en qué condiciones humanas, culturales, históricas o éticas se desarrolla el Derecho, en nuestro caso es el derecho por el que protegemos el ambiente.
Al reflexionar en lo que es legal o jurídico, se da origen a la filosofía o la forma de pensar, y así surgen a los cuestionamientos a la existencia misma de la norma y decimos - ¿por qué y para qué? - o bien - ¿de quién y para quién? -, en otras palabras, su función en la vida cotidiana.

Puede ser complicado porque no siempre el derecho refleja lo que todas y todos necesitamos o tarda en poder plasmar las necesidades actuales.
En el caso del derecho a un medio ambiente sano, por primera vez en 1972[1] a través de la Convención de las Naciones Unidas para el Medio Humano y que fue introducido como:
“La protección y mejoramiento del medio humano es una cuestión fundamental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo entero, un deseo urgente de los pueblos de todo el mundo y un deber de todos los gobiernos”.
Fue hasta las reformas de 1999[2] de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en ser representado en el artículo 4° Constitucional:
“Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El Estado garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley”.
Y aunque a todos nos parecía una deuda sin pagar, tanto a las personas como a la misma naturaleza, la justicia a la naturaleza tardó en llegar. Ahora, enunciar ese derecho como un derecho humano más, como algo necesario para subsistir para nuestra propia existencia, como el derecho a la vida y al agua, no nos hace cuestionarlo, es obvio, es necesario y evidente.
Comprender el derecho y su filosofía en su dimensión más profunda nos lleva a poder hacer algo respecto a las necesidades antes de que sean obvias; imaginemos el aprovechamiento de un organismo en extinción, hoy nos parece evidente la necesidad de limitar su utilización, es decir, para que no desaparezca debemos regular su protección.
Entonces, para responder las preguntas filosóficas: ¿Por qué el derecho a un medio ambiente sano y para qué? Es que hacemos estos ejercicios, porque el medio ambiente sano es lo único que puede garantizar la justicia en la forma de vida de las personas y los seres vivos en general, sin él estaríamos enfermos, viviendo en la contaminación, perdiendo especies, no tendríamos alimento limpio, ni aire puro o agua potable. Ahora suena como una gran obviedad, pero no lo era hace unos cuantos años.
La filosofía nos permite tener una visión global del “fenómeno jurídico” la ley ética -no al maltrato animal-, la ley justa -acceso al agua asequible, potable, accesible, suficiente y segura; ley moral - lo que no le haríamos a otra persona ahora tampoco a un animal.
Estos derechos ambientales que defendemos desde la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (DAJ) son exactamente así: leyes que están situadas en un momento exacto en un lugar determinado que tratan de defender lo justo, lo equitativo, lo ético y hasta lo moral. Es moral en el sentido que proporciona a sus sujetos formas para desarrollarse de manera integral, al tiempo que le presenta recursos de los que puede valerse para subsistir dignamente.
Las leyes con las que trabajamos todos los días son este conjunto de normas para regular la conducta que deben seguir las personas en una sociedad con el fin de proteger y defender al medio ambiente sano, las Áreas Naturales Protegidas y su biodiversidad -que considera desde el más común microorganismo hasta los seres más extraordinarios de la flora y fauna- nuestro objetivo es garantizar el orden y la aplicación de las leyes ambientales.
[1] https://docs.un.org/es/A/CONF.48/14/Rev.1
[2] https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5232952&fecha=08/02/2012#gsc.tab=0

La DAJ como defensora del medio ambiente y constructora de otra forma de ver la filosofía en el derecho ambiental, para que sean más progresistas y equitativas, para que la época en que nos toca vivir sea mucho más justa con el medio ambiente y sus recursos, todo esto al velar por que se cumplan los objetivos de las leyes.
Un caso en específico es la defensa que la DAJ lleva ante tribunales del Área de Protección de Recursos Naturales del Lago de Texcoco, donde todavía hay personas que se han opuesto a la idea. Sin embargo, es desde épocas prehispánicas el refugio de aves migratorias, vegetación que es endémica desde maíz y frijol hasta tequesquite, la zona de humedales de importancia internacional y no solo eso, el lago abastece de agua a todo el Valle de México. Ante todo, esto es evidente la necesidad de proteger los recursos naturales y los beneficios que se obtienen de este lugar.

Buscamos, no solo regular el comportamiento de las personas para que sea un hábito el cuidado del medio ambiente, sino que también protegerlos y reforzar los valores ambientales desde las comunidades originarias y afromexicanas, ejidos, sociedades en ciudades y pueblos, hasta los visitantes y empresas extranjeras.
Queremos proteger la salud de las personas asegurando que el ambiente es propicio para su realización, reforzar los valores sociales como el cuidado y protección de la naturaleza, contribuir a un desarrollo económico sustentable que sea equitativo, justo y que beneficie a todas y todos, personas y naturaleza. Deseamos reducir la contaminación porque nos gusta que los niños jueguen en lugares limpios, que la naturaleza no esté destruida o sucia, y así podemos decir con toda certeza que queremos garantizar que todas las personas se desarrollen en un medio ambiente sano.
Desde la formulación de las leyes con una filosofía justa, equitativa, representativa, progresista y sustentable, hasta la aplicación de la norma general, con beneficios para todas y todos, y sobre todo para el medio ambiente.
Hasta pronto mis queridos Aulladores, defensores del medio ambiente.
Autor: Dirección de Asuntos Jurídicos