1.- ¿Cómo inició tu camino en la Conanp y qué te motivó a dedicarte a la conservación dentro de esta institución?

En el mes de octubre de 1996, la maestra Julia Carabias (entonces titular de la Secretaría de Medio Ambiente Federal) y el gobernador de Baja California, Héctor Terán, tuvieron una reunión en Mexicali y firmaron un convenio de coadministración del Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir, como parte del programa de fortalecimiento de 25 Áreas Naturales Protegidas (ANP) prioritarias con apoyo de recursos del Banco Mundial.

El apoyo consistía básicamente en dotar a cada ANP con una plantilla de cinco personas y un presupuesto para la operación de un programa emergente, en este caso, también se acordó un presupuesto estatal para iniciar operaciones ya que el Parque Nacional carecía por completo de personal e infraestructura.

Prácticamente, fue empezar desde cero en ese entonces, yo tenía un despacho de consultoría y organización económica agropecuaria, y coadyubaba con el Gobierno del Estado en la implementación y gestión de proyectos.

El gobernador Terán me propuso como primer director, acepté estableciendo como condición que solo apoyaría por seis meses para la planeación y organización de actividades, y después, yo seguiría con mis actividades particulares. En realidad, esos seis meses se convirtieron en 21 años colaborando y disfrutando mi trabajo por la conservación, el tener contacto con áreas prístinas y el trabajar con gente apasionada hizo que yo también llegara a enamorarme de esta noble actividad que, además, me daba la gran oportunidad de servir.

2.- Durante tu trayectoria como director de distintas ANP, ¿cuáles fueron los mayores retos y satisfacciones que enfrentaste en el territorio?

Durante 21 años tuve la gran oportunidad de servir en cuatro ANP del noroeste de México, Sierra de San Pedro Mártir y en forma simultánea, Constitución de 1857, en la Sierra Juárez de Baja California (terrenos propiedad de la nación con bosques prístinos y hermosos), luego en El Pinacate y Gran Desierto de Altar y en los últimos años, en Ajos-Bavispe, en Sonora.

En todo ese tiempo pasamos de depender del INE, como Unidad Coordinadora de Áreas Naturales Protegidas, hasta la creación de la Conanp en el año 2000. Se presentaban grandes retos y muchas carencias, pero la pasión por la conservación de compañeros, compañeras y jefes impulsaban a seguir adelante, a echarle muchas ganas y mucho corazón.

Para ordenar las actividades en las diferentes áreas y procurar su conservación tuvimos que enfrentarnos con grandes intereses económicos y políticos, con ganaderos que explotaban terrenos propiedad de la nación tratando de apropiarse de ellos, a través de influencias, guías y cazadores furtivos. Además, de taladores ilegales, actividades mineras y el luchar contra la inercia y disimulo por parte de autoridades de distintos niveles ante los problemas ambientales.

Satisfacciones…muchas, un gran reconocimiento y cariño a todas las personas que integraban los equipos de trabajo en cada ANP, sin su dedicación y amor por lo que hacían, ninguno de los logros y satisfacciones obtenidas en el transcurso de los años hubiera sido posible. Puedo destacar, entre muchos, el haber logrado el ordenamiento de actividades en las cuatro áreas, la planeación, gestión de recursos, construcción y operación de los centros de visitantes y museos en San Pedro Mártir; y en El Pinacate y Gran Desierto de Altar, el haber obtenido el reconocimiento por parte de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, trabajando el tema y elaborando el expediente durante ocho años de gestiones, con el invaluable apoyo y guía de María Pía Gallina y Sara Alejandra García, grandes amigas a quienes quiero mucho.

3.- ¿Hay alguna anécdota que recuerdes con especial cariño o que te haya marcado durante tu paso por la Comisión?

Guardo en el corazón muy bonitos recuerdos de todo ese tiempo dedicado a la conservación, pero un lugar muy especial tiene los primeros años de trabajo y convivencia con los 25 directores colegas de las ANP prioritarias, y con dos grandes líderes y amigos: Javier de la Maza Elvira, quien fue Coordinador de la UCANP y primer Comisionado de la Conanp, así como Ernesto Enkerlin Hoeflich, segundo Comisionado. Recuerdo en forma especial al jefe e inolvidable amigo Guillermo Ramírez Filippini.

Fue una época de gran aprendizaje en todos los aspectos posibles: humanismo, capacitación técnica, resolución de conflictos, educación ambiental, administración y operación, procuración de recursos, etc. Esperábamos con ansia las reuniones nacionales de directores, entonces teníamos, como mínimo, tres encuentros al año con sedes en diferentes ANP del país.

Las reuniones de directores representaban una gran oportunidad de aprender de todas y todos, sin excepción, de conocer diferentes ecosistemas, su belleza y problemática, opciones y maneras de resolver conflictos y, por supuesto, de platicar y gozar las divertidas convivencias con compañeras y compañeros. ¡Tiempos que no se olvidan y se llevan en el corazón!

4.- Desde tu experiencia, ¿cómo ha evolucionado la Conanp a lo largo de los años? ¿Qué cambios has observado en su papel o enfoque?

Nunca los recursos son suficientes para cubrir todas las necesidades y desarrollar proyectos de conservación, sin embargo, creo firmemente que se hicieron grandes esfuerzos para la contratación de personal calificado, para equipamiento e insumos. Se lograron grandes avances en ordenamiento de actividades y señalización, se consolidó una excelente imagen y sistema de comunicación. Creo que una de las fortalezas de la Conanp, ha sido la capacitación constante de su personal y la profesionalización de sus cuadros. Muy importante ha sido también, el encargo de todo lo relacionado con especies prioritarias y el consolidar los procesos de la creación de Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación (ADVC).

Los avances y logros obtenidos, en cuanto al aumento de ANP y ADVC, han sido considerables, pero creo que este gran esfuerzo debe estar acompañado con el aumento de presupuestos y personal.

La mayoría de las opiniones que he escuchado concuerdan en que los presupuestos asignados han sido menores en términos reales, por lo que, el importante apoyo de los recursos del Fondo para Áreas Naturales Protegidas ha sido crucial para mantener un mínimo de actividades básicas.  

Considero que se ha avanzado en temas sobre manejo de fuego, restauración ecológica y educación ambiental. Se ha promovido la participación social, el liderazgo comunitario, la equidad de género y la conservación de especies emblemáticas.

Ahora la Conanp enfrenta desafíos como el cambio climático, presión urbana y financiamiento limitado, pero sigue innovando en restauración ecológica y otros temas importantes. Creo que el gran activo de la institución es su red de colaboradoras y colaboradores apasionados, su personal, asociaciones civiles y personas voluntarias que cuentan con una visión cada vez más integral.

5.- El trabajo en campo deja huella. ¿Qué enseñanzas o valores te llevas de haber trabajado en las Áreas Naturales Protegidas de México?

Como pocas actividades, la oportunidad de trabajar en ANP hace que se despierten y se acrecienten en ti, de una manera notable, la sensibilidad y la pasión por la naturaleza. En especial quiero destacar lo importante que fue para mí trabajar en equipo, fue una gran oportunidad de aprendizaje y excelentes experiencias durante esos 21 años. Cada una de las personas que formaron los equipos de trabajo en las diferentes ANP que tuve a mi cargo, me enseñaron algo, de todas ellas guardo un profundo respeto y me precio de contar todavía con su amistad. Muchos de mis superiores y superioras se ganaron mi admiración, respeto y un profundo agradecimiento. Valoro el apoyo incondicional que tuvimos de parte de ellas y ellos en diferentes trances difíciles y logramos al fin, una profunda amistad.

6.- ¿Qué lugar, especie o comunidad te marcó de forma especial y por qué?

Todos los lugares te dejan enseñanzas y son especiales, los bosques, desiertos, montañas, praderas, humedales.  En realidad, me cuesta trabajo destacar alguno, todos me gustaron mucho, me enamoré de ellos sin excepción, aunque nací y me crie en el Desierto de Altar.

Con las especies me pasa lo mismo, a todas las considero importantes, sin embargo, me llena de orgullo haber iniciado el proceso de planeación y reintroducción del cóndor californiano en San pedro Mártir, junto con otras personas e instituciones binacionales. Destaco el trabajo, presencia y amistad que guardo, desde el año 2002, con Catalina Porras y Juan Vargas, grandes y entrañables amigos, no concibo el gran éxito del proyecto cóndor sin su participación. También, resalto la conservación y el monitoreo de especies como el berrendo y el borrego cimarrón.

El haber vivido en las propias instalaciones de las ANP nos dio la oportunidad de, no solo trabajar, sino convivir por largas semanas en campo con compañeras y compañeros con quien hasta la fecha guardo una amistad muy especial y un respeto mutuo. Serían muchos nombres y sería injusto omitir a alguno, Varios se han adelantado en este camino de la vida y su recuerdo sigue en nuestros corazones. Mi amistad y agradecimiento por siempre a Santos Soto, Pepe Dávila, Horacio ortega, Rubén Góngora, Carlos Castillo, Zoila Alapizco y Félix Sotelo.

7.- A 25 años de la Conanp, ¿qué mensaje te gustaría dejarles a las nuevas generaciones que hoy siguen trabajando por la conservación en México?

Las Áreas Naturales Protegidas, no son solo reservas de vida silvestre, son templos de equilibrio de la naturaleza en su conjunto, ahí habitan las raíces de la vida misma, y cuidar de ellas es cuidar nuestro futuro colectivo. Conserven no solo la biodiversidad, sino también la conexión espiritual que une a la humanidad con la Tierra. Aprendan de los pueblos originarios y de las y los guardianes de la naturaleza. Proteger lo que ya existe es más valioso que restaurar lo que se pierde. Que cada paso que den en los bosques, desiertos, mares y montañas sea con reverencia y gratitud

En cada sendero que vigilan, cada especie que protegen y cada ecosistema que preservan, se encuentra un acto de profundo compromiso con la vida. Su trabajo es invisible para muchos, pero indispensable para todas y todos. Gracias a ustedes, la riqueza natural de nuestro país sigue siendo refugio de belleza, biodiversidad y esperanza.

Sabemos que los retos son constantes, los recursos limitados, climas extremos, decisiones difíciles, muchas veces incomprensión de jefes, compañeros o visitantes, sin embargo, ustedes siguen ahí con vocación, pasión y una convicción que no se doblega. Cada jornada que enfrentan fortalece el equilibrio ecológico del que todas y todos dependemos. Piensen que la naturaleza les regresa su gratitud y las generaciones futuras les deberán su bienestar.

Sigan inspirando, sigan protegiendo y sigan soñando, porque su misión no solo conserva la biodiversidad, también conserva la esperanza de lograr un mundo mejor. Cuenten con nuestro profundo respeto y admiración.

Autor: Dirección de Comunicación y Cultura para la Conservación